Llegas a tu cuarto, dejas la mochila encima de la mesa,
miras la hora, piensas en qué asignatura te vas a centrar esa tarde. Te decides
a sentarte, encuentras una vieja revista en un cajón, lees, miras fotos, lees,
te das cuenta que estás perdiendo el tiempo.
Coges los apuntes, los sopesas, miras la primera página,
miras la última, cuentas las hojas que las separan, te estas dando cuenta de
que estás perdiendo el tiempo.
¿Por qué cuesta tanto darle forma a un sueño? Con gran
facilidad los objetivos propuestos se difuminan como el viento en cuanto toca
mancharse las manos. Buscas algún incentivo para continuar soportando ese peso
que llevas cuesta arriba sin aparente razón. Por un momento logras llegar a la
conclusión de que estás dibujando tu futuro, estás dibujando el camino hacia tu
sueño.
Suena el móvil y te das cuenta de que vuelves a estar
perdiendo el tiempo. Vamos, céntrate.
Edu Pereira
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